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Por Olympus

Si un jugador se te estrella accidentalmente seguramente sentirás algún dolor, pero si alguien del equipo contrario te golpea intencionalmente con la misma fuerza, te dolerá mucho más. Es la conclusión de un estudio realizado por los psicólogos Kurt y Daniel Wegner Gray de Harvard University publicado en Psychological Science. Encontraron que el dolor inducido intencionalmente se siente peor que el percibido como accidental.

El neurocientífico Christopher Brown, de Manchester University en el Reino Unido da la bienvenida al estudio, como un paso adelante para entender los efectos sociales del dolor. “Sera emocionante ver un trabajo futuro para saber si una persona que lastima a otra intencionalmente experimenta alguna forma de mitigar su propio dolor”
De cualquier manera, si pierdes el control de tu bici o te tropiezas en la pista y das con tus huesos en tierra ó te golpeas el dedo con el martillo o te enviste otro jugador accidental o intencionalmente.

¿Qué es lo primero que haces? Inconscientemente lanzas al aire algunas leperadas. “Me carga la...$@%#! & *”
El psicólogo Richard Stephens de Keele University, Reino Unido, empezó a sospechar alguna conexión entre lanzar groserías al aire y el dolor físico. Con sorpresa escuchó que durante el nacimiento de su hijita, su esposa empezó a maldecir a voz en cuello, aunque después se apenó, dice que las enfermeras afirman que no hay que afligirse porque ese lenguaje es muy común en el área de maternidad.

Stephens diseñó una serie de experimentos:
Descubrió que la gente puede tolerar mejor el dolor, por ejemplo, al sumergir la mano en una cubeta con agua a punto de congelación, mientras profieren palabras altisonantes, que cuando sólo dice vocablos comúnes como mesa, silla, etc. Los hombres pudieron aguantar 30% más tiempo y las mujeres 44%, quizás esta diferencia se deba a que los hombres acostumbran decir groserías y las mujeres no, bueno algunas, y esto hace que en la mujer sea una expresión más poderosa.

¿Cómo es que maldecir alivia el dolor? El Dr. Stephens observa que algunos experimentos asocian la tolerancia al dolor con la agresión, obviamente maldecir aumenta la agresión. Dice Stephens que le gustaría probar si gritar las groserías tiene diferente efecto que decirlas.
El psicólogo Jamie Rhudy, University of Tulsa, Oklahoma cree que los investigadores están en la pista de algo, “Nuestro cuerpo tiene un sistema muy elaborado para regular el dolor” dice. “Las groserías pudieran prender algunos circuitos en el cerebro capaces de moderar el dolor”.
Fuente NeuroReport (agosto 2009).

Así que amigo deportista sólo de ti depende el tono, la intensidad y delante de quien blasfemas, porque además de aliviar el dolor pudieras ganar fama de patán. Mucha gente considera el lenguaje soez, una falta de educación, de respeto, de mal gusto y hasta insultante, especialmente si se profiere delante de niños, damas o personas mayores.


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