El Espíritu Perdido. Y la era del patrocinio amateur

Por Fernando T. Veytia

El béisbol-“baseball”, uno de los deportes más populares del mundo, sorpresivamente, será eliminado de las Olimpíadas después de Beijing, junto con el softbol “softball”.

El motivo de la eliminación es oscuro, algunos medios sostienen que el comité argumenta: “son deportes demasiado americanos”. Tesis que parecería contraria a los intereses económicos del COI (Comité Olímpico Internacional), ya que más del 60% de los patrocinadores de las olimpiadas son empresas estadounidenses.

El comité Olímpico Internacional es un club pequeño y muy poderoso, los rumores corren rápido. En plática informal con Horacio de La Vega Flores, Coordinador de Mercadotecnia de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011, bromea con Deporte6am: “Es que era de risa, después de un juego de base en las olimpiadas le hacían el antidoping a uno y salía positivo, al que sigue positivo..., todos salían mal, no le quedó otra salida al COI más que eliminar ese deporte de la carta”.

Esta posición no es oficial del COI, sólo la visión de alguien cercano que nos abrió el panorama para esta columna.

Los Juegos Olímpicos de la era moderna, nacieron como movimiento de deporte amateur, sin embargo, desde 1972 con la salida del presidente Avery Brundage, las reglas se relajaron y a partir de 1990, sólo el box mantiene reglas estrictas de amateurismo en la carta olímpica.

Recientes escándalos de dopaje, como el de Marion Jones, con su casa repleta de medallas olímpicas espurias, han puesto a temblar al COI, y tal vez el comentario de Horacio sea la verdadera razón de la eliminación del Béisbol.

En plena era del dopaje masivo de atletas profesionales, parece ser que la gloria del amateurismo renace. El campeón olímpico, el campeón del Tour de France y de otras competencias dominadas por profesionales, era visto como héroe nacional, ahora es cuestionado desde las entrañas de una sociedad más informada y escéptica.

Entre deportistas amateurs se escuchan comentarios como “Seguro Armstrong se metió algo que no le pudieron detectar”, hasta el nombre de Carl Lewis es cuestionado por miles para los que el deporte es un estilo de vida y no un modo de vida.

El deportista amateur no tiene más razón para triunfar que la gloria misma, el profesional probablemente este pensando en millones de dólares, y no es nuestra intención aprobar o reprobar esa tendencia; en el ámbito laboral, terreno de las utilidades monetarias, todo cambia. De vez en cuando la gloria pasa a segundo término.

Cuando observamos a un campeón profesional tendemos a exhacerbar la parte romántica del triunfo deportivo, sin embargo, él es parte de un negocio y primordialmente trabaja por dinero, no compite por amor al arte.

Miles de eventos amateur en el mundo motivan al deportista a elegir un estilo de vida sano, sin embargo, comienza apenas la era del patrocinio amateur. Hemos visto anuncios de reconocidas marcas de automóviles patrocinar y exhibir a la “Campeona Nacional Amateur de Golf”, y a cientos de Ironman, denominados Ironmex, decorados con el logo de Reebok.

Pareciera que algunas marcas comerciales la piensan dos veces antes de patrocinar a un profesional y verse opacadas por la sombra del dopaje. Por la misma razón, las empresas se interesan cada vez más en patrocinar eventos familiares no federados, fuera del “establishment”. En donde el dopaje no sería escándalo ya que lo importante es la participación masiva de atletas amateur, además las bolsas de premios no son tan atractivas como para establecer un control antidopaje.

El espíritu perdido de la gloria olímpica, tendrá que recuperarse, el relegado “lo importante es competir”, tendrá que resurgir, ya que hemos visto que algunos están dispuestos a recurrir a lo que sea con tal de ganar. Las Olimpiadas son un pretexto para la unión de las naciones, en la antigua Grecia eran tregua de guerra entre pueblos.

Competir es mucho más que ganar a toda costa, es convivir, conocer, glorificar al contrincante con el triunfo ó la derrota.

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