lunes, 25 de agosto de 2008

¿Cómo creamos Phelps Mexicanos?













Un héroe inspira a toda una nación

Por Olympus

A man with confidence shall not lose; only doubt will bring defeat.

Es fácil recordar algunos logros estadounidenses, desde la famosa foto de soldados levantando la bandera de barras y estrellas en la 2nda Guerra Mundial, inmortalizada en monumento, hasta la imagen de Mark Spitz con su bigote setentero. Y es que los gringos no sólo saben ganar, muchos países ganan, como jemplo- ahora los chinos que probablemente sean los medalleros máximos. Sin embargo, los gringos saben alardear su supuesta superioridad. Probablemente estén dotados genéticamente para festejar el triunfo, como la escandalosa celebración del oro de Phelps y coequiperos en el relevo combinado. Se jactaron estrepitosamente como si fuera el triunfo más importante del siglo ó la medalla más valiosa de las olimpiadas.

¿Entonces no basta con ganar? ¡Claro que no!. Hay que actuar y lanzar un mensaje un tanto subliminal, para educar al contrincante a perder. Y es que Phelps no es sólo un atleta extraordinario, sino un psicólogo, un político, un mercadólogo. Esa ostentación chovinista, grotesca, exagerada, y tal vez inconsciente, prepara a los rivales a perder. “Yo aquí mando y punto”.

¿Cómo generamos Phelps Mexicanos? No todo es técnica, entrenamiento, cuerpo y capacidad física; como todo en la vida las actitudes son complemento indispensable. En los deportes de competencia entre naciones, como las olimpiadas, hay que influir en la presencia de ánimo del contrincante.
Por ejemplo en el futbol, cuantas veces ha perdido México por un pelito contra las potencias, Argentina y Brasil. Hay momentos en que hay que hacerse un “cocowash”, un auto-lavado de cerebro. Celebrar este o aquel gol como si fuera el del triunfo. Repetir “Soy el mejor. Soy el Mejor. Soy el Mejor”. Un acto de promoción personal para creértela e intimidar al contrario.

Claro, hay que entrenar y ser el mejor, acaso no vieron los empujones en el triatlón femenil olímpíco, o los codazos en la prueba de marcha, es fácil decir frente al televisor: Mmm… México como siempre… No dio el ancho. Bueno… el consejo es que como buen torero hay que exagerar los movimientos, los gestos, las actitudes de triunfo y cuando se gana aplastar al contrincante con una celebración estilo Michael Phelps o Muhammed Ali, que al noquear a su adversario gritaba “También soy el más guapo de todos”’. Lo absurdo deja de serlo cuando se trata de mercadotecnia, ventas y vanagloria deportiva.

Para crear generaciones de Phelps mexicanos hay que proyectar imagen de triunfo, al estilo chovinista de las grandes potencias, ya comprobamos que chinos menos dotados pueden ganar medallas apoyados en la especialización. No intentan ganar medallas en la alberca, mejor se van a donde la arquitectura de su cuerpo les favorece, pero quizás debido a milenios de opresión, los inexpresivos chinos todavía no saben celebrar a la Phelps. Cuando aprendan serán aún más peligrosos.

En política vemos ejemplos de grandes “celebradores”. Cuando un huracán devastó Cancún, el presidente Fox apareció dos días después en la TV con todo y botas “Adela ya pueden venir acá al solecito, ya está todo bien y listo para recibir a los turistas”. Por el contrario en Tabasco, Calderón decía. “Esta es la peor tragedia en años”. Carai… no cabe duda –Fox, con todo respeto, aunque quizás no fuera el Presidente más capaz, tenía bien puestas las botas y muy claro como “celebrar al estilo Phelps”. Y claro en su prueba, en las urnas, ganó la de oro.

Celebren sus triunfos estimados lectores mexicanos, intimiden al adversario. Cuando los gringos ganan, exhiben las barras y estrellas hasta en los chones, al estilo Paulina Rubio. Y aquí no es permitido por la Secretaría de Gobernación. Quizás algún día se acabe la estrechez. La moral nacional es muy sensible, y los triunfadores celebradores la levantan. El estado de ánimo nacional influye en la calidad de vida y bienestar de la sociedad. No olvidemos que en plena globalización las economías crecen con el consumo. Y que mejor momento para consumir que cuando vemos a un connacional celebrando como enajenado su triunfo. Un héroe inspira a toda una nación.

Dice el psicólogo al paciente:
-Le tengo buenas noticias, usted no tiene complejo de inferioridad
-¿No doctor?
-No… usted es realmente inferior

Hay que estar medio loco para ganar e ignorar los embates del adversario, unido a las acometidas de los propios connacionales… Para eso se pintan solos algunos mexicanos, para jalar al que sube, una especie de envidia colectiva, un complejo de inferioridad que… ¿quién sabe de dónde lo sacan?, tal vez de una extraña mezcla de malas actitudes. Pero que creen, ahora no somos ninguna de esas razas antiguas de gachupines ó aztecas con malas actitudes, ahora somos una y sólo una… Mexicanos listos para ganar medallas en Londres 2012. Así empezamos con el “cocowash”.

Tiene que salir un loco por ahí que diga que ahora si en Londres vamos a arrasar, que vamos a ganar más medallas que nunca.

El deportista que ha competido sabe la importancia de la visualización del triunfo.
• Entreno para ganar
• Me veo ganando
• Gano

Concluimos que para crear Phelps mexicanos, no basta con construir el CENAR, o importar entrenadores ó *“doparse hasta los dientes”, hace falta creértela. Y como dicen por ahí, hay veces que es mayor el miedo al triunfo que a la derrota, trasladado al ámbito social, “hay veces que es mayor el miedo a la riqueza que a la pobreza”. No cabe duda que a Phelps no le dio miedo ganar 8 medallas de oro en China, y a los chinos no les dio miedo organizar las mejores olimpiadas de todos los tiempos.

*“doparse hasta los dientes” En Deporte6am repudiamos el doping, esta expresión irónica dentro del artículo pretende sólo eso, ironía.


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